Una golondrina no hace primavera (EE.UU. y Cuba).

Tras la VII Cumbre de las Américas que tomara lugar este sábado en Panamá una cosa se hizo evidente más allá de la sospecha: la voluntad de Washington no ha cambiado. Desde que Obama hiciera pública (17 de diciembre de 2014) la intención de Estados Unidos en retomar las relaciones con Cuba se podía entrever –a todas luces– que era más un canto simbólico que real.

Se raspa mucho la frase “retomar relaciones (…)” pero ni Cuba sale de la lista de países amigos del terrorismo ni el embargo muestra señales de ser removido. Dos cosas que no pasan de la noche a la mañana, pero al menos lo primero es cosa que no demora de diciembre a febrero. Después de todo, los republicanos estadounidenses se mostraron renuentes.

En primer lugar, el embargo económico impuesto se hizo con el fin de impedir que el comunismo que proclamaba la Revolución no funcionara, por un lado, ni que se expandiera, por el otro. Entonces (1962) el embargo significó para Estados Unidos su prueba fehaciente –para restregársela al resto de Latinoamérica– de que el comunismo no es –“porque no puede ser”– viable. Luego (1964) aprendieron que la Luna no es de queso, ni Fidel es tarado, ni su pueblo lo odia. 

Si el embargo impuso a Cuba el pago de fletes mucho más caros de los que podría haber pagado haciendo negocios con países de América; si el embargo impuso a Cuba la necesidad de hacer de tripas corazón con el presupuesto y así prohibir la salida de médicos y otros profesionales de envergadura, entonces la remoción del embargo haría de los logros de la revolución cubana (ciencia y educación) muchísimos más aun bajo un modelo de gobierno que Washington nunca aprobó ni aprueba hoy ni aprobará nunca: un sistema donde impera el ingrediente humano por encima del monetario.

En segundo lugar, Estados Unidos no es hoy lo que era antes mientras la China avanza como primera potencial mundial. Tan es así, que en septiembre del año pasado el Pentágono –sede del Departamento de Defensa de los EE.UU.– comenzó a regalar la ciudadanía estadounidense a los ciudadanos residentes indocumentados que aceptaran a hacer parte de las fuerzas armadas, cuanto más si son fluidos en los idiomas de países ya invadidos (Medio Oriente). ¿Rogando como lo hiciera el Imperio Romano mediante la concesión de la ciudadanía como instrumento militar de nacionalización?

Estados Unidos perdió el control sobre Latinoamérica durante los períodos presidenciales de Evo Morales y Hugo Chávez. Con el primero perdió el control sobre el agua (BECHTEL) y con el segundo el control sobre el petróleo, como para que ahora decida perder su credibilidad y su estatus de capitalismo ejemplar exaltando un comunismo funcional. A Washington no le convendría otro socialismo declarado –y más cerca a su casa– con la ya creciente independencia latinoamericana del siglo XXI (Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua).

Estados Unidos siempre impuso sanciones (cuando no los invadió) a los países que se rehusaron a hacer parte de sus políticas económicas como lo hace ahora con Rusia, primero, y con Venezuela, luego. ¿Removería el embargo económico o concedería la base de Guantánamo? Más bien se trata de una semántica figurada proclamada durante un periodo de debilidad y descrédito, porque de lo contrario la razón de su discurso matizado de cristianismo disimulado no tendría fundamento y su máscara caería al vacío.


Colofón: Una opción ejercida por Fidel Castro en representación de la moral del pueblo cubano ha sido ejemplo para todos aquellos países que siempre se han doblegado ante los intereses de Washington intercambiando sus valores, su cultura –y a veces hasta su idiosincrasia (Puerto Rico, por ejemplo)– por dinero y ostentaciones. Hablo de no haber cambiado (Fidel) ni un solo cheque de los que Tío Sam le enviara por el uso de la base de Guantánamo. Esto lo ha hecho Estados Unidos para quedar bien con la opinión internacional (ONU): “Les enviamos el pago por el uso de Guantánamo. Si ellos se rehúsan a aceptarlo es asunto suyo, no de nosotros. Es decir: cumplimos con hacer los pagos; es Fidel quien no quiere el dinero pase como beneficio a su pueblo y que gracias a él muere de hambre, pues esas son las garantías del comunismo: hambruna y terrorismo”.

Publicado por Las2Orillas: http://wp.me/p3CGtO-lM1

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